Un espectáculo teatral original de Edward Albee, en versión de Juan Carlos Rubio y Bernabé Rico.
A pesar de ser pareja, la vida cotidiana de Peter y Ann está marcada por la incomunicación y la soledad. Rehuyendo el intento de Ann por afrontar la situación, Peter decide pasar el día en el zoológico de Central Park. Allí conocerá a Jerry, un excéntrico personaje que le obliga a escuchar sus historias hasta la última y más espeluznante de todas: el motivo real de su visita al zoo.
Cuando salgo tan emocionada de una obra de teatro, me cuesta mucho lograr ponerle palabras a lo que he sentido y vivido. Solo sé que tengo mucho que agradecer, a Edward Albee por ser uno de los grandes genios de la literatura dramática, a Juan Carlos por dirigir con tanto amor, a Daniel y Fernando por hacer que quiera quedarme en el zoo un ratito más y a Mabel por regalarme recuerdos que siempre permanecerán. A todos por ofrecernos un viaje donde aprendimos a latir bien fuerte. Gracias, porque nada de esto tendría sentido sin cada uno de vosotros.
Desde ayer hay algo increíblemente tierno, genuino y humano en la sensación que me ronda por dentro...
Ayer Mabel nos hizo amar el vaivén del viento.
Una vez más sentí su corazón palpitando al tiempo que derrochaba amor y verdad, con los ojos brillantes iluminando mi silencio.
Porque Mabel es así; un portento de actriz que te hace creer, confiar y soñar.
Ayer Ann me dolió, mucho. Pero también la quise cuidar y ayudar. Ayudar a todas las Ann que caminan por el mundo...
Gracias Mabel por entregarte así, por hacerlo siempre desde el amor, la sinceridad y dejándote el corazón en cada paso.
Fernando es capaz de dotar al personaje de la fragilidad y fuerza necesarias para crear el equilibrio perfecto. Él se destruye para reconstruirse después, quizá por eso se toma la libertad de hacer un poquito lo mismo con el público. Fernando da vida a un Peter auténtico, lleno de luces y sombras; tan reales y necesarias como respirar.
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