Ayer fui a uno de los conciertos más bonitos de mi vida. No sabéis lo mucho que necesitaba algo así; fluir, llorar, recordar y sanar.
Vicky mira bonito, siente bonito y canta más bonito aún. Vicky es todo lo que se le puede pedir al arte.
Ayer se abrió dentro de mí una sensación nueva: la de la paz que descubres cuando te das cuenta de que el tiempo, la vida y la música, te permiten recolocarte.
Las canciones de Vicky me han enseñado a bailar, a vivir, a detenerme en el segundo que se escapa, a sentirme parte de esa sensación que sabes que no se repite.
Porque hay noches que se quedan congeladas en la retina y en el corazón.
Ayer viendo allí arriba a Vicky peleando por su sueño, fui consciente una vez más de que ella era una mujer enormemente valiente, porque lo está intentando día tras día.
Y es que no hay nada más poderoso en el mundo que un alma desnudando sus emociones en un escenario, sin dejar de pelear y sin dejar de brillar.
Después de la resaca emocional de ayer volví a casa con el corazón llenito y una mochila llena de razones para volver a intentarlo. Supongo que es gracias a la suerte de coincidir con Vicky, de poder verla por dentro.
Hoy me he despertado sonriendo, siento que sea como sea, el camino andado ha merecido la pena y si algún día me voy, que sea habiéndolo intentado.
Pd: "Menos mal que la magia la traía la de siempre, con un billete a nunca jamás para volver a sentir siendo valiente."
No os perdáis el 8 de diciembre a las 20:00 a VICKY y la banda en el CAFÉ BERLÍN de Madrid. https://berlincafe.es/programa/vicky-gastelo-capricho-electrico/#navbar-offcanvas